Carmen, una residente de mucho tiempo en la tranquila comunidad de Loiza, Puerto Rico, ha experimentado su parte de dificultades. En 1999, Carmen y su difunto esposo compraron su casa con un pequeño préstamo de su suegra. Durante años, la pareja disfrutó de su vida en Loiza. 

“Todo el tiempo bien tranquilo, no se ve nada de agresividad o de problemas ni nada,” dijo Carmen. 

Sin embargo, el huracán María destruyó esa paz y devastó Puerto Rico en 2017. Como muchos en la isla, la casa de Carmen sufrió graves daños. Con el tiempo, su hogar se volvió más vulnerable a los elementos, especialmente a las lluvias intensas, y finalmente, parte de su techo colapsó. 

“Teníamos que a veces dormir, la nena y yo, en el mismo cuarto de enfrente porque ya el cuarto de en medio se habían caído los plafones y también la corriente estaba teniendo problemas,” ella dijo. 

A pesar de los desafíos, Carmen nunca estuvo sola. Su comunidad unida de vecinos y familiares se unió alrededor de ella durante los momentos más difíciles. La ayudaron a prepararse para las temporadas de lluvias y asistieron cada vez que ocurrían inundaciones. Pero los problemas no terminaron con el techo. Problemas eléctricos en la casa finalmente causaron un incendio, y su casa se inundó nuevamente. 

Frente a un entorno de vida inseguro, Carmen tuvo que mudarse temporalmente.

Durante una reunión comunitaria en Loiza, Carmen se enteró del Programa de Asistencia para Reparación de Viviendas Unifamiliares de Desarrollo Rural de USDA, un programa diseñado para ayudar a los residentes rurales como ella. 

Los funcionarios de Desarrollo Rural de USDA evaluaron su hogar y, tras revisar la magnitud de los daños, las condiciones de salud de Carmen y una carta de su médico, determinaron que la casa no era segura para vivir. 

En abril de 2024, los contratistas comenzaron las reparaciones, dándole a Carmen esperanza para un futuro mejor. 

A finales de junio de 2024, Carmen recibió la noticia que había estado esperando; su casa finalmente era segura para vivir de nuevo. 

“Pero en esos días ellos me dijeron: ‘Carmen, ya te puedes quedar en la casa, ya no hay peligro.’”

Sin embargo, debido a su salud, Carmen no pudo regresar a su casa de inmediato. Retrasó su regreso hasta agosto de 2024, cuando finalmente pudo volver a su hogar renovado. 

Las reparaciones, posibles gracias al Desarrollo Rural de USDA, resolvieron los problemas de inundaciones y eléctricos que tanto estrés y miedo le habían causado. 

Ahora, el hogar de Carmen es nuevamente un lugar de paz y seguridad. Ya no se preocupa por las tormentas que una vez inundaron su casa o por los problemas eléctricos que provocaron un incendio. 

“Ni una gotita de agua cayó,” ella dijo, al recordar las tormentas más recientes. 

Para Carmen, el apoyo de Desarrollo Rural de USDA ha sido transformador, restaurando su hogar y su sentido de seguridad. Las reparaciones trajeron un renovado sentido de esperanza, permitiéndole seguir viviendo en paz en la comunidad que ama. 

“Doy gracias a Dios primero y a Desarrollo Rural de USDA por su ayuda. Ahora me levanto por la mañana y no tengo que preocuparme si me resbalo o me caigo. No me preocupo por recoger baldes de agua o toallas mojadas del agua de lluvia. Duermo mejor y sé que estoy segura en mi casa. Me siento segura y tranquilo en mi casa. Me siento una paz y seguridad que no tenia antes,” Carmen dijo.